El pasado domingo fue uno de los días grandes en el mercado de Navidad de Metz, uno de los escasos domingos del año en el que casi todas las tiendas abren, la mayoría de 2 a 6 de la tarde, y la calle estaba abarrotada. Delante del puesto de vino caliente había una cola considerable y la enorme olla en la que se prepara esta mezcla de vino y especias, junto con el toque secreto de cada cocinero, no daba abasto. Esta bebida tan tradicional en estas tierras resulta un poco extraña la primera vez que se prueba, digamos que cuesta superar la idea de que una sangría especiada pueda tomarse caliente. El segundo vino resulta bastante agradable y después del tercero uno se vuelve fan de la pócima. Cierto es que las bajas temperaturas ayudan bastante, porque es un remedio infalible para entrar en calor.
Junto al puesto de vino hay otro de salchichas enormes, otro de ostras, más o menos enormes, según el presupuesto de cada uno, y alguno más de tartiflette, que es un plato hecho a base de patata con queso fundido, ideal para la tradicional recogida de kilos navideños. Esta selección de comida light se completa con crepes de Nutella, que es la Nocilla italiana, y churros, que aquí son muy populares y se pronuncian "chuggos". También hay tiendas de galletas, chocolate, embutidos, fruta bañada en chocolate y cerveza de Navidad con miel y especias.
Además de la oferta gastronómica hay puestos que venden cosas de todo tipo: bolsos fabricados con cremalleras, guantes, gorros, artesanía y productos de las distintas zonas de Francia y este año también de algunos de los territorios de ultramar: Guayana y las islas de Martinica, Guadalupe y Reunión. Hay hasta un puesto de magia, rodeado siempre de niños boquiabiertos que ven cómo desaparecen los objetos de las manos del mago y vuelven a aparecer de forma insólita. El truco se explica a condición de que se compre el artilugio mágico, aunque son de estas cosas que luego en casa rara vez funcionan. Hay también carruseles para los niños y una gran noria para chicos y grandes.
Hoy nada de literatura. Nos vamos a comer salchichas bañadas en vino caliente.
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